sábado, 9 de octubre de 2010

 

El marco especificaba también metas, información de referencia, fuentes de datos y actividades críticas. Por
ejemplo, para el Resultado 2, Indicador 2.1 (porcentaje de personas con empleo y que aplican los conocimientos
adquiridos), se incluían:
Norma/meta: El 75 % de los profesionales de los sectores público y privado han recibido formación en cursos
de mitigación iniciados por el AUDMP y celebrados durante el período del programa.
Línea de base: El número de personas capacitadas se estima en 150 (incluidas las que han asistido a cursos
básicos regionales y nacionales, pero no las que han recibido formación específica para el proyecto).
Fuentes de datos: Archivos del ADPC y de la organización de capacitación nacional asociada. Encuestas a particulares
y patrones, realizadas después de transcurridos entre seis y nueve meses desde los cursos, para controlar
si se están aplicando los conocimientos transmitidos. Informes de actividades que muestran el número
de personas formadas y cuántas de ellas tienen empleos en ámbitos relacionados; programas de los cursos;
listas de participantes en los cursos, con nombres e información sobre el cargo.
Actividades críticas: Desarrollo de material didáctico y planes de estudio, dirección de los cursos; encuesta de
seguimiento/herramienta de evaluación.
En esencia, medir la reducción del riesgo de desastres es evaluar los cambios positivos y negativos en la vulnerabilidad
y la capacidad o en la resiliencia debidos a las actividades del proyecto. Los indicadores clave correspondientes
pueden determinarse desde el principio mediante un análisis inicial de la vulnerabilidad y la capacidad (véanse la
Nota de orientación 9 y el apartado sobre datos de referencia, más abajo). No obstante, la vulnerabilidad y la resiliencia,
como la reducción del riesgo de desastres, son complejas y polifacéticas.
En la práctica, la mayoría de los proyectos y programas se centran en unos pocos aspectos concretos de la reducción
del riesgo de desastres, no pudiendo abordar todos los factores que contribuyen a la vulnerabilidad de las personas.
En la planificación de los ejercicios de evaluación es necesario decidir el enfoque utilizado y asegurar que sus objetivos
sean realistas. La prioridad será recopilar los datos necesarios para entender los progresos efectuados hacia los
resultados y objetivos del proyecto, sin perder de vista el contexto más amplio en el que se sitúa el proyecto.
Los indicadores deben poderse medir de alguna forma, pero los más fáciles de medir no necesariamente son los más
útiles. Por ello, los evaluadores deben buscar una serie de indicadores que ofrezca una imagen global y equilibrada de
las cuestiones clave. Por otra parte, los indicadores deben entenderlos fácilmente tanto las comunidades como las
organizaciones ejecutoras.
La evaluación tiene el objetivo de medir los cambios (positivos y negativos). En la evaluación de la reducción del riesgo
de desastres pueden plantearse problemas como consecuencia de la denominada “lógica inversa”, es decir, una
intervención es exitosa cuando algo –el desastre o una forma o grado concreto de daño en el caso de ocurrir un desastre–
no ocurre. Sin embargo, los datos obtenidos de desastres posteriores y de la respuesta a los mismos son sólidos
indicadores de los impactos de las medidas de mitigación y de preparación previas al desastre. Pueden demostrar, por
ejemplo, la eficacia de los sistemas de alerta temprana y evacuación, la capacidad de los organismos de respuesta y la
capacidad de resistencia de las viviendas y la infraestructura.
Etapa 2. Recopilación de datos
En la mayoría de las evaluaciones de proyectos de reducción del riesgo de desastres se aplican varios métodos de recopilación
de datos (véanse ejemplos en la Tabla 2). Los métodos se eligen de acuerdo con la naturaleza y la escala del
proyecto, el tipo de información necesaria y la frecuencia, la facilidad y el costo de la recopilación.

0 comentarios: