sábado, 9 de octubre de 2010

 

Perspectivas cristianas
del desastre
1.1 Cómo entender los desastres
En la Biblia se mencionan muchos distintos desastres. A veces se nos ofrece una explicación de
por qué suceden, y otras veces no. En esta sección estudiamos distintas causas de un desastre.
Los desastres como consecuencia de relaciones dañadas
Muchos desastres mencionados en la Biblia no parecen ocurrir por una razón específica. Son el
resultado del mundo caído en el que vivimos. En Génesis 3 leemos que, debido a que la gente le
dio la espalda a Dios y quiso vivir a su manera, se quebrantaron las relaciones entre la gente y
Dios, entre la gente entre sí, y entre la gente y la creación. Por lo tanto, los desastres provocados
por amenazas ‘naturales’ o denominados ‘incidentes imprevistos’ a menudo tienen como
fundamento el pecado humano. Esto se debe a que las personas se han vuelto vulnerables por
sus propias acciones y las de otras personas, debido a la desigualdad, la injusticia y la codicia.
Los cristianos pueden verse afectados por los desastres tanto como cualquier otra persona. Los
cristianos se enferman y mueren, son robados y violados, tienen accidentes y pueden morir o
perder seres queridos a causa de amenazas naturales. Los cristianos están seguros por la eternidad
en las manos de Dios porque en el cielo no habrá más muerte ni sufrimiento. Sin embargo,
hasta ese tiempo, los cristianos viven en la tierra y, por lo tanto, sufren las consecuencias del
pecado.
Los desastres como juicio
Raras veces la Biblia menciona algún vínculo entre un pecado específico y los desastres. Muchos
de los profetas proclamaron los desastres como una consecuencia de la adoración de ídolos.
Un ejemplo conocido de Dios enviando un desastre a manera de juicio es el diluvio en Génesis
6-8. Aquí, el diluvio es un juicio directo y universal a los seres humanos por su pecado. Después
del diluvio, Dios juró no enviar nunca más un desastre universal como tal sobre la tierra y su
gente. Esto no significa que no habrá desastres naturales, sino que su impacto será limitado.
Los desastres como un llamado para volverse a Dios
Deuteronomio 28:15-68 es un ejemplo de Dios amenazando con un desastre para poder hacer
un llamado a su gente de volverse a Él y obedecerle. En el libro de Jonás, leemos que Dios no
destruyó la ciudad de Nínive como había amenazado hacer, porque después de la profecía de
Jonás, la gente se arrepintió y se convirtió de su mal camino.

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