sábado, 9 de octubre de 2010

 

pueden ofrecer una impresión adecuada de los progresos y logros, especialmente cuando se comprueban periódicamente.
Los métodos participativos suelen generar información cualitativa. Cuando es importante disponer de datos cuantitativos,
pero no es fácil acceder a ellos, los métodos participativos pueden proporcionar los datos correspondientes
mediante priorización y comparación. Además, estos métodos se utilizan para evaluar la aceptación y la eficacia de las
estrategias de mitigación.
Datos de línea de base. El éxito de la evaluación depende de la disponibilidad de unos datos de línea de base adecuados.
El establecimiento de referencias constituye un importante elemento del diseño de proyectos (véase la Etapa 1).
Normalmente, el análisis de la vulnerabilidad y la capacidad (AVC) proporciona datos de línea de base adecuados
y orienta las intervenciones (véase la Nota de orientación 9). La repetición del AVC durante o después del proyecto
proporciona pruebas de los impactos del proyecto. Hasta la fecha, el AVC no se ha utilizado en la evaluación, tal vez
porque para muchos organismos sigue siendo una técnica nueva o porque lo consideran caro.
Resulta imposible predecir toda la información que posiblemente se necesitará, y muchas veces la falta de datos de
referencia adecuados constituye un problema para los evaluadores de proyectos de reducción del riesgo de desastres.
Puede ser necesario reconstruir la información de línea de base a partir de documentos del proyecto, entrevistas con
informantes clave y datos de otras organizaciones (véase el Recuadro 6). También puede recurrirse a las conclusiones
de evaluaciones anteriores, si se dispone de ellas.
Recuadro 6 Reconstrucción de la información de líneas de base
Para evaluar la iniciativa Disaster Resistant Communities Initiative (“Project Impact“) del gobierno de los EE. UU.,
el Disaster Research Center de la University of Delaware creó una líneas de base retrospectiva: una lista de verificación
con 11 posibles medidas de mitigación de desastres que podrían haber adoptado las siete comunidades
piloto antes de comenzar el proyecto. Posteriormente se entrevistó en profundidad a las principales partes interesadas
clave. Sobre la base de la información obtenida en las entrevistas y la documentación del proyecto se
evaluó cuánto se estaba progresando. Para evaluar en qué áreas se estaban llevando a cabo actividades de mitigación
se recurrió a una simple puntuación cuantitativa. El incremento en la variedad o los tipos de actividades
de mitigación se convirtió en un indicador de progresos. Esta visión general se complementó con un seguimiento
más detallado de los progresos de determinadas actividades en cada comunidad y de sus causas.

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